viernes, 28 de mayo de 2010

Capítulo II: La Galería (Capitán Luis Musrri, la historia de un grito)


Quien quiera designarse como hincha auténtico del fútbol debiera, al menos una vez en su vida, saber lo que se siente estar sentado en la Galería de un Estadio, Cancha o Complejo Deportivo alentando a su equipo favorito. Lo que sucede en las gradas es sin duda un partido aparte. En este lugar específico del estadio encontramos distintas historias, hechos, acontecimientos, personajes, situaciones absolutamente paralelas a la actividad deportiva que nos convoca a todos a agruparnos precisamente en ese lugar. A lo largo de mi historia como hincha fanático de éste deporte he visto y vivido cosas de todo tipo: Unas para re-cagarse de la risa y no olvidarlas jamás, otras no tanto, penas, rabias, muchas alegrías. En fin, me parece que ustedes que saben, sentirán lo mismo que yo y les vendrán sus propios recuerdos a la mente. La galucha amigos, da para todo.


Y es tanto así, que recuerdo perfectamente una de las primeras veces que fuí al estadio, por allá por el año 1988, siendo yo una cuestión negra y chica de apenas 4 años, lo que menos hice fué mirar el partido. Era una tarde de domingo, en las típicas reuniones dobles del estadio nacional. Jugaba La U con Cobreloa (En Cobreloa recuerdo perfectamente jugaba Carlos Gustavo de Luca, posteriormente en O`higgins, Colo-Colo, Everton y otros), y de fondo era el turno de Colo-Colo con O´higgins. Reunión doble inpensada por estos días, dado el problema de las barras bravas, principalmente la de Colo-Colo. Bueno, la cosa es que lo más importante para mí era la galería, sus banderas, su gente. Los cánticos un tanto ingenuos aún de las barras y uno que otro garabato, pero nunca tan descalificador. Lo que mas recuerdo de ese día, fué que el "chico" Hoffens, jugador de la U de Chile hizo un auto gol, y el marcador electrónico se mufaba de la malograda suerte del jugador azul, dibujando un auto entrando al arco. Algo muy llamativo para mis tiernos 4 añitos.


Ya entrada la década de los 90 y con la preciada democracia gobernando el país, el paisaje de la Galería fué variando sustancialmente. Se comienzan a presentar los primeros conflictos con las "Barras Bravas" y el ambiente se torna medianamente hostil. Yo, alrededor de los 8 o 9 años seguía observando los distintos comportamientos de la Galería y me fuí transformando en un actor más. Al principio repetía lo que gritaba mi viejo: "Que cobray árbitro conchetumare".- y yo repetía: "sí, que cobray"!! (no me atrevía a decir garabatos, aún). Pero poco a poco fuí ganando confianza y me atrevía a gritar por mi cuenta. Gritaba puras weas, pero gritaba igual. Había veces que nos instalabamos lejos de la gente y solo nos hacían compañía los pacos de la reja. Ellos la pasaban la raja riéndose de las weas que yo gritaba, además me iba aprendiendo las canciones.


Una vez estábamos esperando a que saliera a la cancha el glorioso equipo de la U 94`, con Marcelo Salas, Pato Mardones, Superman Vargas, Raúl Aredes y tantos otros. Faltaban unos veinte minutos y la galería estaba tranquila. De pronto, a mis espaldas se siente una voz Grave, como la de un Barítono entonando: "Al León, yo lo llevo en el corazón". Antes de darme vuelta pa ver quien era, pensé que era la tele y que nos estaban agarrando pal webeo. Pero no, era un hincha más, un tipo que se puso de pie y comenzó a entonar tal Lucciano Pavarotti las canciones del León. El loco sacó aplausos. Fué bacán, ese día la U le ganó 5-2 a la Unión Española.


También hay situaciones pencas. Como cuando la U jugaba contra Deportes Antofagasta en el Estadio Santa Laura, por ahí por el año 97. No fué un buen año y ese día se notó. El equipo perdía 1-0 y las cosas no resultaban. La gente estaba enfurecida y yo también. Así que empezamos a gritar contra los jugadores, para que mojaran la camiseta. Unos tiraban tallas re buenas y nos cagabamos de la risa. Entonces vino un viejito que andaba con su hijo y gritó: "Victor-tugo Castañeda! ándate a los naranjales de San vicente de tagua-tagua mejor, soy entero de malo". A todas luces el grito más fome y sin sentido de la tarde. Entonces vino otro y le dijo: "Cállate mejor, viejo culeado fome", seguramente muy tostado por el resultado y por tener que aguantar tanta imbécilidad. Así que el viejo, para no quedar como weon frente a su hijo, lo fué a encarar al loco. Grave error, porque el loco no andaba solo, así que al pobre viejo le sacaron la cresta frente a su hijo, así que se fué machucado y humillado. Igual me dió miedo, pensé que le podía haber pasado a mi viejo. Menos mal que mi viejo no es tan aweonao pa esas cosas.


He visto muchas cosas impresionantes. He llegado a ver una guerra de botellas de plástico entre 70 mil personas, cuando jugó la Lazio de Salas con la U el año 99. Era un espectáculo impresionante ver ese estadio nacional con 70 mil weones peluseando como si fueran colegiales adolescentes. Sin duda un juego divertido, pero arriesgado a la vez. Varios salieron sangrando. Desde ese día, las novedosas botellas individuales de plástico que Coca-Cola ofrecía al público, fueron erradicadas del estadio. Debut y despedida.


Pero amigos, la historia del Capitán Luis Musrri supera a todas las historias de galería. Todo comenzó cuando con mi buen amigo Mauro Medinamo planeamos ir al estadio el año 2000 a ver a la U contra Santiago Morning. Si la U empataba o ganaba, éramos nuevamente campeones del torneo nacional. Nos hicimos de las entradas y fuimos juntos, cada uno con su respectivo padre. Yo acostumbraba a ir al estadio con René, mi viejo así que teníamos una comunicación fluida de Galería. Mauricio se dedicaba a gritar frases tan absurdamente propias de él que desde un principio no pasó desapercibido en la Galería: "Oiga señor Juez, eso es foul aquí y en Islas Fiji pues" (cuando alrededor se escuchaba: "arbitro culeado y las reconchadetumadre y la puta que te parió"). Su padre, el famoso Pompeyo Medina (el doble oficial en Chile de Lou Vega del Mambo Namber Five), sólo lo miraba y meneaba su cabeza mientras oía en su radio los comentarios de Igor Ochoa de la Sintonía Azul. A fin de cuentas, terminó el partido, la U empató y fué campeón nuevamente. La Galería era un verdadero carnaval, nos abrazábamos con desconocidos, pero camaradas a fin de cuentas. Y como todo campeón, la U comienza a dar la vuelta olímpica, con su eterno capitán al frente: el gran Luis Musrri. Cuando llegan frente a nosotros, la alegría se multiplicó y los cánticos fueron aún más fuertes. Éramos los campeones y fuimos testigos de ello. De pronto, atrás de mí, siento a un sujeto desaforadamente gritando. Su voz se escuchaba por sobre los gritos de muchos. Sobresalía. Me voy dándo vuelta para ver quien era y antes de verlo reconozco en mi mente el tono de su voz y lo asocio a la arenga absurda que sólo una persona en ese estadio podía ser capaz de gritar: Era Mauro Medinamo gritando "¡Capitán Luis Muuuuusrri! ¡Capitán Luis Muuuuusrri!" (Emulando la entonación de la canción del Capitán Futuro). Para que estamos con cosas, al ver esa boca amplia gritando y esa vena en la frente, y por sobre todas las cosas esa falta de verguenza a lo absurdo, yo me reketecontra cagué de la risa. Fijé mi vista hacia las gradas más abajo y los hinchas se volteaban a mirar quien cresta gritaba eso, y al ver quien era se cagaban de la risa igual que yo. Lo mismo los que estaban más arriba. Yo creo que hasta el propio Luchito Musrri lo escucho y se cagó de la risa también. Y Pompeyo "Lou Vega" Medina, lo miraba y meneaba su cabeza, sin pronunciar palabra. René se reía y mé gesticulaba como preguntandome: ¿Que le pasó a ese weon? Lo que es yo, me encargué de contar su historia a los amigos del barrio luego de unos tragos y hasta el día de hoy nos reímos de Medinamo, pero con respeto obviamente. Yo tengo la certeza que como yo recuerdo al cantante lírico del estadio, de seguro debe haber un weon que recuerda al Capitán Luis Musrri de esa noche. Gracias Medinamo por hacerme reír tan absurdamente, una vez más y por regalarme la experiencia más freak que viví en una Galería.
PD: Capitulo II dedicado a Mauro Medina y Lalo Meneses quien se ríe como el topo de "Toribio" cada vez que recordamos esta historia.

viernes, 14 de mayo de 2010

El Fútbol por la radio.


Mi historia se centra en mi línea de tiempo a comienzos de la década del 90. Nuestro país ta había recuperado la democracia, el Mundial de Italia 90` ya era parte del pasado y Chile se aprestaba a organizar la Copa América 1991. Mi atención por el fútbol había comenzado años atrás, viendo los partidos de la clasificatoria que disputaba Chile, jugando contra Venezuela en Mendoza y los partidos contra Brasil (Maracanazo incluído). Así, el fútbol entró a mi vida y desde ese entonces no ha salido jamás, acrecentandose cada vez más mi atención hacia este tan precioso deporte.


Al principio mi atención se veía satisfecha por los partidos que transmitían por televisión el inoxidable sapito Livingstone junto al eterno Pedro Carcuro, en el canal nacional; o la "motivadora" dupla de Tito Filloux con Nestor Isella, por Canal 13. Así fué como ví los partidos de Chile y algunos del Mundial de Italia 90`. Pero al finalizar el Campeonato Mundial, irrumpe en las comunicaciones chilenas un canal nuevo, privado, dispuesto a comerse a la competencia. Su nombre: Megavisión, de propiedad del "mal nacido" Ricardo Claro (que arda su alma en el infierno). Este canal vino a adjudicarse el Festival de Viña y los partidos del Torneo Nacional de Fútbol. Hechos lamentables al bajar considerablemente la calidad de ambos eventos. En cuanto a lo que nos interesa, el fútbol, Megavisión ofrecía una transmisión precaria al mando de Milton Millas (Miltonteras) y Hector Vega Omesime. Lo lamentable, es que sólo se transmitían los partidos de día viernes, poco atractivos al paladar futbolero de un hincha de equipo grande, como René, mi viejo (alias "el renegado") o como yo. Duelos como "Coquimbo Unido v/s Provincial Osorno "; "Arturo Fernandez Vial v/s Regional Atacama" o "Cobresal v/s Palestino" me servían bastante para dormirme temprano un viernes por la noche. De cuando en vez transmitían partidos de la Gloriosa U. de Chile, viernes aislados que servían de base para que rené invitara a los vecinos y disfrutaran de una cervecita viendo el fútbol. Yo me tomaba una Bilz.


Por lo tanto, comenzamos a tener una actividad de Domingos por la tarde junto a René que nos unía como hinchas del fútbol: lavar el auto escuchando "La Sintonía Azul", nuestro programa radial favorito. Sintonizabamos en frecuencia A.M. el dial 600 y escuchabamos los comentarios de Waldo Mora (una suerte de "Hernan Camacho" radial) y de los relatos de José "pepe" Hormazabal, quien inmortalizara el clásico "Goooool azul-azul-azul-azul-azul-azul", cada vez que el gran Gino Cofré inflaba las redes. La radio del Peugeot 404 a su maximo volumen, y nosotros resfregando sus latas escuchando los relatos. Luego de terminar de lavar el tocomocho, nos encerrabamos adentro, silentes a escuchar el segundo tiempo. "Gol!, Gol!...ooooh! se le fué weón!, eran algunas de las expresiones que rompían el silencio sepulcral que se adueñaba de esos minutos. Recuerdo una tarde de invierno, llovía de una manera infernal. Jugaba la U contra Provincial Osorno. Había un temporal que cubría gran parte del territorio nacional. Nosotros, luego del ver el sorteo del Kino por canal 13, condicido por José Alfredo "el Pollo" Fuentes, nos aprestamos a escuchar el partido por radio. El partido era durísimo, el equipo local dominaba las acciones, incluso se puso en ventaja. En el segundo tiempo, el León levantó su juego y llegó al empate con gol de penal de Mariano Puyol. En los minutos finales, René me dijo: "mira, cuando termine el partido vamos a ir a comprar parafina azul (wuajajaja). Si la U hace un gol, te compro un golpe (léase el chocolate, no una agresión física). Yo, un pequeño negrito le dije: "bueno, pero me lo compray ah". Estabamos en esa negociación, cuando un centro de Gabriel Galindo por la derecha es conectado de cabeza por Gino Cofré, colándose la pelota entre palo y arquero. "Goooool, azul-azul-azul-azul-azul" (siempre con el efecto de eco que le ponían para hacer mas espectacular los relatos del gol). Terminó el partido, dejó de llover, fuimos a comprar la parafina azul, yo me comí el chocolate camino a casa, y todos felices, ganó la U.


Así a mis aproximadamente 6 o 7 tiernos añitos ya me sabía la formación completa del equipo. Nombres como Walter Mella, Gabriel Galindo, Rogelio Delgado, Ariel Beltramo, Gino Cofré, y el gran Mariano Puyol son algunos de los que no se me olvidan, los que relataba el gran Jose "Pepe" Hormazabal y que escuchabamos por la "Sintonía Azul". Fué una época difícil, donde por lo general las jornadas terminaban con un sabor amargo de boca. Las derrotas con Palestino, Unión Española, y Deportes Concepción, condenaban a nuestro glorios equipo a jugar la Liguilla de promoción contra Soinca Bata, Deportes Puerto Montt y el odioso equipo de Everton de Viña del Mar. Corría el año 1991, mientras nuestro archirrival, ese equipo innombrable que lleva un Indio en su escudo se titulaba Campeón de América, logro que hasta ahora, casi 20 años después siguen festejando los muy mierdas. Pero uno que no es hincha de cartón, se mantenía firme y fiel, apegando la orejita de niñito negro a la radio escuchando como esos jugadores dejaban la vida por un equipo que de grande solo tenía el nombre y su historia. Gracias a ellos, empezamos a construír "a mano" la poderosa institución que somos (no sin complicaciones, como el bullado caso de "La cuidad Azul").


Hay personas que me preguntan: "oye y como lo haces? te imaginas lo que va sucediendo?". Por supuesto, la habilidad para relatar que tienen algunos hace que uno se envuelva en la cancha de fútbol imaginaria que va creando en la mente y al escuchar que el tipo va por la izquierda, que se le arrancó la tortuga, que el jugador pilla ratones a pata pelá, que no llega a ese pase ni en motoneta, que pongan un vals que se armaron las parejas en el área, que el jugador perfuma el balón con aroma de gol, que los jugadores parecían albañiles contruyendo paredes, y el mítico: "tuya-mía-para tí, para mí, tac-tac-tac-tac", relato clásico de Vladimiro MimiÇa; en fin, esa inagotable fuente de poesía que adornan los relatos de cada fin de semana y que se niega a morir, pese a que hoy en día podemos ver los partidos por CDF, Fox Spots o cualquier otro canal de Tv junto con una buena botella de vino en el bar de la esquina. Incluso contratar los canales o hacer pillería y verlos por internet, en la comodidad del hogar.


Pero cuando falla el satélite (cosa que increíblemente sigue sucediendo). O cuando voy de viaje a algún lugar, o las veces que me ha tocado estar ocupado en mis labores fuera de casa, siempre está la fiel transmisión de mis amigos de la radio. Me vuelvo nostálgico y recuerdo esos avisos de publicidad que los locutores radiales (como el genial Mario Pesce) han transmitido a través de estos años de fútbol. Frases como: "Cigarrillos Pacific, el cigarrillo laaaaaaaaaaaaargo del precio corto"; "Remolques Tremack. Entre un remolque y un remolque, hay un Tremack de diferencia"; "Shampoo anticaspa Vitapelina, el Shampoo"; "El jugador Esso Crack del partido" y taaantas otras más.


Este es mi más sentido homenaje a esos titanes de siempre, hombres de radio que han entregado su vida dentro de la caseta de transmisión. Nombres como: Hans Marwitz, Vladimiro MimiÇa, Claudio "el negro" Palma, Sebastián "tatán" Luchsinger, Milton Millas, Waldo Mora Longa, Jose "pepe" Hormazabal, Ernesto Díaz, Sebastián Saldaña. Y por último, como dejar de nombrar al más grande de todos, y la inolvidable opinión de don Julio Martínez, alias "JM" (sin beatle). Por todos estos años de pasión, información y locura futbolera, simplemente gracias!